Besos que se pierden
en el infinito
de tus labios.
Labios que son los míos,
que se funden y separan,
que luchan,
que luchan y se rinden.
Besos que me regalas
con los ojos,
con los dedos,
con tu suave tacto
y veinte aromas
que emanan de tu cuerpo.
Besos que me robas,
que arrancas de mis entrañas,
que me hacen desear
ser y no ser
realmente tuya.
Labios y mejillas
y frente, lengua y barriga.
Besos, que recuerdan
lo que fue un día,
lo que es y será
cada vez que poso mi mejilla
en la suavidad de la tuya.