Mira mi niño,
observa alma mía,
que la luna está en lo alto,
y desde su trono celeste
observa como duermes.
Escucha mi niño,
que es tu madre quien canta
una nana, dulce nana sin letra,
por que el pequeño caballero no calla.
Duerme mi niño,
que sin quererlo
ya es mañana,
que la alondra me acompaña
cantando ésta tu nana…
Cierra tus hermosos ojos,
seca tus dulces lágrimas,
que a tu vera está tu madre,
y no dejará acercarse
a las malas pesadillas.
Apaga dulzura
tu desgarrado llanto,
que desde arriba, mi niño,
te canta la luna.
Y ahora, silencio,
pues mi niño ya duerme,
ya nada en el sueño
donde a dragones vence…
Y ahora, silencio,
hasta la luna se esconde
para dejar dormir al niño
que a su reposado latido
mi alma pertenece…