Pluma veloz,
incansable e insaciable,
te suplico, libérame de tu embrujo,
haz que deje de necesitarte…
Pluma suave,
que conviertes en palabras tu sangre,
nadas por el papel
como si del mar en calma se tratase…
Pluma fatal,
más fuerte que la espada,
has conseguido paz
y provocado infinitas batallas…
Pluma valiente,
que has guiado a mi inspiración,
has convertido mis sueños
para compartirlos…
Que seguirías haciéndolo
hasta el infinito.
Ahora, grata compañera,
descansas fría,
con tu forma perfecta,
sobre mi anciana mano inerte.
Y donde te lleve el destino
y la herencia,
seguirás tu camino
y, por mucho que duela,
no podré acompañarte…
Hay quienes piensan que algo de nosotros queda en cada objeto que tocamos… ¿»…no podré acompañarte? Quizás sí, aunque no de la forma que conoces…
otras manos
otras palabras
la misma historia
Sí, siempre es la misma historia, y sí, siempre queda algo de nosotros en las cosas que queremos… 🙂
Sí señor! Cada día mejoras la técnica. Y bueno… que decir… la herramienta debe ser prolongación del artista.
Gracias Lamas!