Un nuevo horizonte se dibuja,
Tras largo tiempo en la mar
Se abren las misteriosas brumas…
Quién sabe qué misterios desvelarán.
¿Es esto el paraíso verdadero?
La tierra verde e inmaculada,
Como una doncella de mejillas sonrosadas
Que espera paciente a su caballero.
Para ella ésta es mi prenda,
Para ella éste es mi regalo,
Una dura y valiente carabela
Que el ancho mar ha surcado
En busca de nuevas promesas.
Y aquí estoy yo,
A unos pocos metros esperando,
Un solo hombre, su descubridor.
Y éste es el momento,
Ésta es la manera,
De nada me arrepiento
Cuando por vez primera,
Con ansia y sin miedo,
Mi pié toca la tierra.
¨enrumbando mis carabelas hacia los vientos de tus besos, así me quedo, sin más meta que la de volver a navegar hacia tus labios otra vez¨. Me has recordado esta nota que escribí hace algún tiempo. Te felicito te quedó muy hermoso.
Gracias, y aunque tenga la metáfora entre la isla y la mujer, quería simplemente escribir sobre el descubrimiento de una nueva tierra. 🙂 Saludos
Y tras mucho navegar, encontró la tierra del oro y las especias, el jardín de las Hespérides, el sol de media noche y los monstruos que había más allá de los mares conocidos…
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