No logro concentrarme,
has ocupado toda mi mente,
has tomado mis sueños, de nuevo,
cuando pensé que había conseguido echarte
que jamás volvería a verte.
Lo haces, reconócelo, a menudo.
Cuando mis defensas están bajas,
cuando llueve y miro por la ventana
recuerdo que cambiaste mi mundo…
Y no podía hacer otra cosa, exiliarte
a una pequeña esquina de mi alma
que se retuerce al mencionarte.
Y ahora, por mi falta de voluntad, has vuelto,
a los recuerdos de conversaciones sin palabras,
recuerdos imaginarios de dos y una barra,
no sé si me recordarás, corroes mi alma,
voy a tener que volver a echarte, y dejarlo todo, como siempre, revuelto.
Pingback: Bitacoras.com
otras lluvias lejanas calan otras almas. revuelven otros recuerdos. a veces me gustaría ver llover y no pensar en nada.
«Y ahora, por mi falta de voluntad, has vuelto». Que difícil es a veces tener control sobre esa voluntad?.
Más difícil, a veces, es querer tener ese control 🙂