Por mucho que soples,
por mucho que empujes,
aunque intentes apuñalarme,
por mucho que te enfades y patalees,
aunque pienses que el camino es traicionarme,
por mucho que pienses en cómo vencerme,
lo siento, amigo, no conseguirás derribarme.
Por mucho que intentes que todo eso me afecte,
para conseguir una simple mella en mí tendrías que importarme,
y aunque soples y soples, intentando congelarme,
lo siento, amigo, no conseguirás estremecerme.
No eres más que la tormenta que pasa,
que siempre, siempre, cesa.
Quizá, cuando veas que no me afectas,
retomarás el camino que tiempo ha ya no andas,
y cesarás en tu intento de eliminarme
porque no puedes aceptar el temerme.
«para conseguir una simple mella en mí tendrías que importarme»
brutal. jaque mate.
🙂 Gracias!
por mucho que te esfuerces, acabaras comprendiendo que no eres nadie importante.
me gusta…mucho
saludos
Esa es mi Kiram!
Tú eres la roca y él la tímida brisa que se estrella contra ella.
Algún día cejará en su empeño al ver que contra ti nada puede, eso o terminará por destrozarse la cabeza a base de cabezazos contra la pared (me gusta más la segunda opción no sé porqué jajajaaja)
poema con mucho poder.
felicitaciones!