Ah, infatigable compañera
que eres tan leal como traicionera…
Que te vas, y vuelves,
que te llamo y te alejas,
que te necesito y huyes,
y cuando te olvido, te acercas
y susurras en mi oído para que te escuche.
Ah, que no puedo vivir contigo,
que sin ti me pierdo en la pobreza
de versos perdidos
y rimas muertas…
Maldita, maldita compañera,
que buscas cuando quieres,
y cuando no quiero encuentras.
Te quiero, no me odies,
te odio, no me quieras.
Sin mí serías muda,
sin tí, no existiría el poeta.
las musas, como los viejos fantasmas, siempre están ahí. aunque no se manifiesten.
«La poesía vuelve como la aurora y el ocaso», lo dijo una vez JL Borges. 😉
MIS MUSAS ESTÁN DE JUERGA Y NO ME INVITAN 🙂
Dicen que las musas te sorprenden en pleno trabajo. ¿Vas a reunir un día tus poemas en un pdf para descargar? Si lo haces, me gustaría publicarlo en mi revista para que la gente se lo pueda descargar y leer. Beso. ^_^
que belleza de poema!!
el poeta…en constante lucha con su abtracta e inseparable compañera…