Eres lo que siempre quise,
tras lo que corría en mis sueños
y nunca alcanzaba…
Eres lo que siempre quise,
amigo,
amante y compañero,
fuerte como la montaña,
cálido como el sol de mi estío.
Eres lo que siempre quise,
a hurtadillas desde mi ventana
te observo,
dedicado,
atento e inflexible,
soñando con el ceño fruncido,
el cabello despeinado,
y mano sobre el pomo de una espada.
Eres lo que siempre quise,
lo que soñé desde antes de existir,
eres lo que siempre amé,
pero, aún ahora,
por mucho que soñara,
y el deseo más profundo
se haya hecho realidad
y sea feliz a tu lado…
Tú, mi único señor,
seguirás siendo lo que siempre quise
y lo que nunca, nunca merecí…