Cierro los ojos,
oigo mis latidos,
mi corazón late con fuerza,
todos mis sentidos
a flor de piel.
Miro abajo,
el agua espera
el choque,
la caída
donde ya nada importa.
Sólo ella y yo,
el aire en el pelo,
la tierra atrayéndome
de forma
irremediable.
Y me hundo
hasta el fondo,
y mi cuerpo lucha
por salir,
por llegar a la superficie…
Donde el mundo
de nuevo, espera,
donde encuentro
de nuevo, tus ojos,
tu cálida alma
descansando en la sombra.
Y sé que no se cae
para siempre,
que el agua
siempre está cerca.
Y como tu alma,
también ella espera.