Sobre los señores feos de vacíos tinteros.

Hay en Laendiell cierto caballero, de lengua afilada y monstruoso aspecto, que contesta siempre intentando ridiculizar al oponente, por la poca variedad de insultos que utiliza para describir lo que para todos es algo manifiesto.

Pues señor, recojo el guante que siempre deja en el aire, y permítame usted el contestarle: No hay nada malo en ser feo, sobretodo si los dioses en su día así lo quisieron (si es que no fue simplemente una mala broma de los hados vuestro nacimiento). Imagino que os habéis pasado muchas horas frente al espejo, inventando nuevas formas de criticar a ese triste cuerpo, así, los insultos de los demás siempre quedarán tristes y nada originales en comparación a las creaciones de vuestro encomiable intelecto. Así, no habrá palabra malsonante que a vuestra merced llegue alguna vez a afectarle. Pero, caballero, hace años que no oigo de vuestra boca ni un triste soneto, ¿es que ya no tiene tinta… su tintero? ¿O puede que tal vez vuestra amada pluma se sienta cansada de la escritura y vaya por otros derroteros?

La vejez a todos alcanza, y hace tiempo ya que se instaló, junto a su corcova, sobre la espalda. Si no quiere dar su brazo a torcer y ceder ante un campeón más joven su posición en la corte, bueno, es de los ancianos el derecho de aguantar hasta que les lleve la muerte. Mas ¡ay de los rumores! que corren por las posadas y callejones, sobre lo reblandecida que se muestra vuestra espada cuando, por simple descuido, fija sus ojos en usted una dama…por poner un ejemplo. Pues, como ya dice usted mismo, sobre vuestro aspecto sobran las palabras.

Centráos, es un consejo, en las letras y en las notas, si ya vuestro cuerpo no responde ante las señoras; cantad una endecha a vuestra espada ,si así la tenéis satisfecha; pero centraos en algo más que en responder insultos que os hacen perder el tiempo, pues con tanta tardanza en vuestras composiciones literarias hace creer al espectador, como yo, que lloráis encerrado en alguna estancia por el corazón robado a manos de un ladrón traicionero. Y no quisiera Laendiell perder a uno de sus mejores autores por buscar al autor de semejante hazaña, pues pensaba casi imposible encontrar tal órgano dentro de su indescriptible carcasa.

Gilraen Inn

En contestación a De lo que le dijo un Señor de renombre a un cretino (II)

De Arminda C. Ferrera.

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12 respuestas a Sobre los señores feos de vacíos tinteros.

  1. micromios dijo:

    No hay pluma fea si la visitan las musas como en este caso. Este relato merecería una buena replica de un escritor sea feo o guapo.
    Saludos

  2. eariandes dijo:

    Voy a recoger el guante Oh sí! ya te avisaré con la réplica

  3. Kylerath dijo:

    Kiramsita, te saliste 😀

    P.D.: Que sepas que Gilraen Inn anda por inercia…

  4. Pingback: De lo que le dijo un Señor de renombre a un cretino (II) (Diálogos Cruzados) « Eariandes

  5. david dijo:

    en este ir y venir de guantes nadie es manco
    a sus pieses siempre k, ya lo sabe

  6. Julio dijo:

    Cyrano era un guapo por dentro, pero con un poquito de Corporación Dermoestética se hubiera convertido en el nuevo Marlon Brando. ^_^

  7. eariandes dijo:

    Echo de menos tus letras Sniff

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